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La historia de Asturias a través de unas vidrieras: una muestra de los secretos que esconde la Catedral de Oviedo

Las vidrieras del templo incluyen escenas alusivas a momentos culminantes del pasado de la región, así como retratos de reyes y figuras emblemáticas

Al visitar en la Catedral de Oviedo se pueden recorrer, en apenas unos metros, ocho siglos de la historia de Asturias. Y es una historia luminosa. Las vidrieras de la Catedral recrean, en cinco prodigiosos conjuntos, seis momentos clave del pasado regional, desde el triunfo de Pelayo en Covadonga hasta el desembarco de Carlos I en Tazones. Son las vidrieras del lienzo septentrional de la nave central, autenticas obras maestras realizadas en la posguerra por el maestro vidriero Santos Cuadrado. Desde el triforio de la Catedral de Oviedo, esa estrecha galería que rodea la nave central sobre los arcos de las laterales, se puede apreciar en todo su esplendor la minuciosidad con la que el maestro vidriero recreó hechos de sobra conocidos por los fieles asturianos.

El maestro Santos Cuadrado recreó en las vidrieras seis momentos clave del pasado de la región

Las primitivas vidrieras de la Catedral de Oviedo fueron realizadas por los maestros Diego de Santillana y Francisco de la Somoza, entre 1509 y 1510. De todo este conjunto, apenas se conserva el rosetón norte: el resto de las vidrieras fueron destruidas y restauradas a lo largo de la historia. Tal y como documenta Vidal de la Madrid en el libro “La Catedral de Oviedo”, en los años finales del siglo XIX el cabildo inició la recuperación de las vidrieras, algunas de las cuales se habían perdido por un deficiente estado de conservación. El proceso se aceleró entre 1923 y 1925 bajo el mecenazgo de Luis Muñiz-Miranda. Pero los sucesos revolucionarios de 1934 y el asedio de Oviedo durante la Guerra Civil derivaron en la destrucción de gran parte de las vidrieras. Ya en la posguerra, Luis Menéndez Pidal redactó en 1949 el proyecto de restauración de las vidrieras, ejecutado por Santos Cuadrado.

Las vidrieras están actualmente en un buen estado de conservación. Solo las del lado sur requieren de una intervención, que el cabildo quiere concretar lo antes posible.

1Batalla de Covadonga

La espectacular escena de la batalla de Covadonga ocupa la totalidad de la vidriera del cuarto ventanal, empezando por los pies, del lienzo septentrional de la nave central de la Catedral de Oviedo. Tal y como reseña Vidal de la Madrid, en torno al escudo de Asturias que se incorporó a la escena de la batalla, en su esquina inferior derecha, se integró la leyenda: “DONATIVO DE LA EXCMA. DIPUTACIÓN DE ASTURIAS”. Bajo el escudo figura la firma de Santos Cuadrado y el año en el que realizó la escena: 1955.

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2Fundación de Oviedo

En el tercer ventanal del lienzo septentrional se recogen dos escenas alusivas a la fundación de Oviedo. En los tres vitrales de la izquierda, Santos Cuadrado situó a Fruela I, el padre de Alfonso II, dialogando con dos monjes en presencia de un guerrero, presumiblemente de su escolta. La escena sintetiza la promoción regia de la urbe con la tradición que atribuye el origen de Oviedo a la iniciativa de los monjes Máximo y Fromestano, que habrían fundado en el lugar un monasterio bajo la advocación de San Vicente en torno al año 761.

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3Monumentos del Naranco

Junto a la escena protagonizada por Fruela I, Santos Cuadrado realizó otra composición sobre tres vanos que representa otra imagen asociada al origen de Oviedo. En este caso, la escena se sitúa a mediados del siglo IX, durante el reinado de Ramiro I (842-850). La escena muestra la construcción de los monumentos del Naranco, que aparecen reproducidos tal cual lucían en los años en los que Santos Cuadrado realizó las vidrieras. En las dos escenas de la vidriera se reproduce el escudo de Oviedo, pues el Ayuntamiento sufragó este ventanal, en el año 1954.

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4Favila y el oso que lo mató

Las referencias a la historia de Asturias no se limitan a las seis grandes escenas. En el conjunto de las vidrieras se incluyen también retratos de reyes, obispos y figuras emblemáticas, como Beato de Liébana.

5Concilio de Oviedo

De todas las escenas históricas reproducidas en las vidrieras de la Catedral de Oviedo, acaso la más conflictiva sea la del concilio de Oviedo del año 813. No hay consenso sobre la veracidad de este concilio, ya que unas actas que se conservan se ha demostrado que son una falsificación realizada por orden del obispo Pelayo, y tampoco sobre la fecha de su celebración, en el caso de que realmente se hubiese producido. Más allá de la propia veracidad del hecho histórico, esta vidriera, la primera del lienzo septentrional, tiene un gran interés por incluir leyendas relevantes sobre la obra. En un rótulo se informa de que: “En junio de 1959 se colocó esta vidriera en la S. I. Catedral. Última de la nave alta”. El rótulo incluye la firma de Santos Cuadrado y, en otra, se identifica a Luis Menéndez Pidal como director de las obras.

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6La apertura del Arca Santa

Acaso una de las escenas más espectaculares dentro del conjunto de las vidrieras de la Catedral de Oviedo sea la que recrea la apertura del Arca Santa, el 13 de marzo de 1075, y en presencia del rey Alfonso VI de León. La escena ejecutada por Santos Cuadrado sintetiza toda la leyenda en torno al Arca Santa y los datos que se incluyen en el acta de apertura, que se conserva en el Archivo de la Catedral de Oviedo, incluyendo la presencia de figuras como Rodrigo Díaz de Vivar, el mítico Cid Campeador. La vidriera está instalada en el segundo ventanal del lienzo septentrional, entre las escenas relativas al concilio ovetense y a la fundación de Oviedo, y el maestro vidriero Santos Cuadrado, al firmarla, la data en el año 1957.

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7Desembarco de Carlos V

La última de las escenas históricas de las vidrieras de la Catedral de Oviedo está dedicada al desembarco en tierras asturianas de Carlos I de España y V de Alemania. Fue en el puerto de Tazones, el 19 de septiembre de 1517. Esta vidriera se sitúa entre la de la batalla de Covadonga y el transepto del templo. Los vitrales de este lienzo septentrional de la basílica se colocaron entre 1954 y 1959, completando así la restauración de todo el conjunto de vidrieras. Salvo el rosetón del brazo norte del crucero, que es original de comienzos del siglo XVI, el resto de vidrieras fueron rehechas total o parcialmente durante esta intervención en la posguerra. Por indicación de Menéndez Pidal, se reutilizaron los restos de vidrio recuperados y se mantuvo la técnica, composición y colorido de las vidrieras antiguas.

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