La reconquista del Oriente, clave para mejorar la especie

A. F. V., Leitariegos (Cangas del Narcea)

Se estima que tres cuartas partes de la población osera se concentran en la zona occidental de la Cordillera. Uno de los principales objetivos de los biólogos era intentar que los osos del Occidente entrasen en contacto con los del Oriente. Para ello, un problema fundamental: la autovía del Huerna. La principal vía de comunicación por carretera entre Asturias y la Meseta era una barrera insalvable para el plantígrado. La Fundación Oso Pardo (FOP) trabajó durante años para acondicionar pasos que permitiesen a los animales salvar la AP-66 y también lo que denominan como bosques de conexión, para “guiar” a los plantígrados hacia esos pasajes.

En 2008 tuvieron constancia por primera vez de que había contacto entre las poblaciones orientes y occidentales. En 2013, un estudio de la FOP reveló que no se trataban de casos esporádicos: aproximadamente el 23% de la población osera de la Cordillera ya era mestiza. “Esto es muy importante para la evolución de la especie, ya que la endogamia le perjudica”, destaca Juan Carlos Blanco, biólogo de la FOP, quien estima que ese 23% ahora será superior.

Logrado este gran hito, ahora uno de los retos venideros desde un punto de vista biológico es tratar de llevar más al oso pardo al Oriente. Por lo que se sabe hasta ahora la mayoría de especímenes que han cruzado hacia el otro lado del sistema montañoso son machos, “mucho más exploradores que ellas”. Lo ideal, cuenta Blanco, es que también emprendiesen ese camino las hembras.

Eso sí, la conquista del Oriente por parte del oso pardo tendrá que hacerse de manera natural. Por el momento se descartan trasvases masivos de ejemplares. “Sí hemos probado a reintroducir en el Oriente algún animal tras haberlo recuperado de un percance, y lo hizo con total normalidad”, afirma Blanco.